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Twilly d’Hermès es todo eso, todos esos anhelos e intuiciones puestos al servicio de una transformación, la de tres materias primas: el jengibre, la tuberosa y el sándalo. Frescor, misterio, madera. Algo picante, algo cálido, algo tierno.
Tres ingredientes clásicos que, combinados de un modo diferente, se convierten en un calor que quema, una provocación que trastorna, una carnalidad que se desvela. Sensualidad implícita. Erotismo espectral. Suavidad inalterable. También una ligereza eterna, como sostenida por un hilo de seda. Ese hilo aparece anudado como un pañuelo en el frasco de Twilly d’Hermès, como un espagueti de seda y colores, la agudeza final que abraza el tapón.
Twilly, es ese lazo que, en un bolsillo, en la muñeca, entre los dedos o en la palma de la mano, resulta ser un fetiche inagotable, el símbolo vertiginoso de un perfume inédito, de un arranque de locura y creatividad que impregna la piel, el cuerpo, el alma…
Alegre alteración, transformación lúdica, todo del revés, todo marcha atrás… Twilly d’Hermès palpita al ritmo de una juventud viva y ardiente.
Eau de Parfum
Nunca frotes las muñecas después de vaporizarlas con perfume. La fricción modificará el aroma final. Antes de comprar una fragancia, piensa para qué la utilizarás. Piensa si esa fragancia te define y si forma parte de tu personalidad.